Japón, en materia de videojuegos, suele ser conocida principalmente por sus JRPGs. Elaboradas historias, generalmente amparadas por una banda sonora de elevada calidad, garantizado una duración realmente digna. También son muy destacables en hack´n slash, estando Ninja Gaiden y Devil May Cry de testigos. Pero los nipones no solo saben hacer esas cosas, y existen una serie de géneros muy personales.
Las visual novel son uno de ellos. A caballo entre las aventuras gráficas —por sus puzles y el uso de la lógica— y los juegos de rol —por lo elaborado de su argumento— combinando el particular enfoque que suelen dar los nipones con la facultad de influir en el devenir de la historia a través de decisiones, seña de identidad de la vertiente occidental del género. Suelen ser juegos muy heterogéneos en su propuesta. Algunas se limitan simplemente a lo más puro de su concepción, limitando al jugador a leer e influir mínimamente, y otras beben de esquemas jugables en busca de enriquecer el tiempo entre narración y narración.
Danganronpa 2 pertenece a este grupo de novelas visuales, generalmente las que más aceptación han conseguido dentro de su reducido nicho de mercado. Y lo ha hecho aprendiendo de las que han sabido funcionar anteriormente, tomando lo mejor de cada una e interpretándolo a su conveniencia. Me refiero al ponernos en la situación de un juicio en busca del culpable (como en la franquicia Phoenix Wright) en un marco de una historia de supervivencia, donde matar al otro es la única vía de escape (lo cual es la base de Zero Escape).