La situación de la franquicia Tales of en occidente parece por fin haber alcanzado una estabilidad que costó bastante conseguir, y además, en unas condiciones de localización inusuales para el género, con traducción al castellano y ya incluso doblaje dual. Sin embargo, a pesar de estar en el mejor momento en lo referente a accesibilidad de sus entregas en nuestro país, en cuestión de calidad de sus juegos las noticias no son tan halagüeñas. Constante es el debate acerca del estancamiento del género JRPG, de su pérdida de calidad general frente a exponentes del pasado, a su falta de evolución… y lo cierto es que la franquicia que nos ocupa es un buen exponente de todos estos problemas.
El motivo es bastante claro y contundente. Si partimos simplemente desde Tales of Graces F, las entregas posteriores, como Xillia o Xillia 2, han supuesto una paulatina pérdida de complejidad en muchos aspectos, desde calidad de mazmorras (donde los característicos puzzles y laberínticos diseños simplemente desaparecieron) a la ausencia de mapamundi (sustituido por secciones pasilleras clónicas conectando mazmorras y ciudades) o la irregularidad en sus sistemas de combate (que constantemente van aplicando parches para intentar dar con una tecla que llevan años sin tocar).